12. El Colgado que se atreve a ver el mundo al revés

La incomodidad de detenernos y replantearnos la vida

Cuando nos hemos quedado sin empleo, cuando tienes un proceso de enfermedad altamente incapacitante que te obliga a guardar quietud o cuando te estás recuperando de una lesión grave (fractura, luxación, desgarre, etc.) que altera tu movilidad, es una muestra de que estás bajo la influencia del arquetipo del Colgado. Es la naturaleza que te habita, que te obliga a permanecer quieta, a volver a ti y a reflexionar para activar una modificación interna y salir como una versión renovada de tu propio ser.

Llegas a un punto en el que decides aceptar el hecho de que las cosas se pueden ver diferente, de que la única manera de entender el mundo no es la que habitualmente aplicas. En esta posición, sientes que se te va la sangre a la cabeza, la respiración se enrarece y te das cuenta de que por más “elevado” que estés, la tierra inevitablemente te hala hacia ella.

Tu sangre, que es por donde se transporta la vida, fluye más fácil hacia abajo. La sangre, simbólicamente hablando, también te conecta con lo instintivo y con lo ancestral, con lo natural y genuino que hay en ti. Al hacer este ejercicio, puede que en principio experimentes una sensación incómoda, pero te ves obligado a permanecer en esa posición, cerca del mundo de abajo con las manos y los pies atados. ¿Hasta ahora habrá algo que estés dejando de ver en tu propia vida?

El arquetipo del colgado nos habla de trascender los esquemas del pasado, en especial esos que son caducos y que ya no resuenan con nuestro presente. Cada que nos decimos a nosotros mismos: “es que yo soy así”; “es que yo siempre he sido así”; “así me quedé y ya no voy a cambiar”; es una muestra de que nos falta activar el arquetipo del “Colgado” en nuestra vida.

No en vano el Colgado está después de la Justicia, porque primero ponemos la casa en orden, ponemos cada cosa en su lugar y nos damos cuenta de qué es eso que está en desequilibrio y necesita atención. Es ahí donde la fuerza del Colgado entra y nos permite ver aquello que hasta ahora está fuera de nuestro rango de visión.

La simbología oculta de tener los pies y las manos amarradas nos habla de estarnos quietos, un poco a merced de las circunstancias; la figura que se forma con una de las piernas dobladas toma la forma de un cuatro, lo que nos conecta con la simbología arquetípica y alquímica de la “cuaterna”, del elemento tierra. El Colgado, como arquetipo, nos habla de estarnos quietos, casi en un estado meditativo de entrega y detención, para vincularnos con la parte instintiva que nos habita.

¿Eres propenso a los juicios apresurados? ¿Eres dada a actuar desde la prevención y te vuelves hiperreactiva? ¿Qué tan fácil se te da asumir lo nuevo (en cualquier ámbito de tu vida…)? ¿Qué tan crítico (a) eres con el conocimiento nuevo, con las noticias, con lo que dicen otras personas? ¿Te tomas todo como verdades absolutas o te das la oportunidad de observar la relatividad que conlleva cada visión de la realidad? ¿Qué tanto tiendes a rechazar aquello que no va con tus paradigmas? El hecho de hacerte estos cuestionamientos y de tomar una postura auto–crítica activará en ti el arquetipo del Colgado.

Este arcano también nos conecta con la aceptación, con la actitud abierta de dejarnos llevar por las circunstancias cuando es preciso fluir con ellas. Por eso mismo es una actitud complicada para el ego, por lo que demanda, porque contradice el mandato de que hay que planearlo y controlarlo todo, aunque eso en sí mismo encierre contradicciones y fisuras.

El Colgado nos invita a ser muy pacientes ante la parálisis; pero esta inactividad es deliberada, no se trata de un sentarse a ver pasar la vida pasivamente, sino a detenernos, aguardar–presenciar, amarrarnos y soltar toda ansiedad por el resultado. Decirlo es muy fácil, pero hacerlo es jodidamente complejo; por eso este arcano mueve tantas pasiones y puede llegar a ser tan incómodo simbólicamente para muchos de nosotros, porque hemos sido educados en ese paradigma del movimiento y la sobreactividad como sinónimos de productividad, búsqueda del logro y fuente de aceptación social.

En el Colgado, aunque su cuerpo aparezca al revés, está en contemplación, está en la observación que lleva a la iluminación y por eso su cabeza está rodeada por un aura de luz, porque esa es la simbología del descubrimiento. Este es un arcano incómodo por ser el que está previo a la simbología del arcano de la Muerte (13), pero es quizás uno de los que con más fuerza marca los puntos de quiebre en nuestra existencia, previo a cualquier renacimiento.

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