Hace poco, en una de tantas noches en las que me relajaba viendo un capítulo de los Simpson después de un día de esos en los que quiero mandar todo al traste, me puse a comparar mi vida con la de Bartolomeo J. Simpson y me di cuenta de lo mucho que lo admiro. En esta entrada doy ocho razones del porqué de mi admiración y de por qué veo que es una existencia sencilla, guiada por sus propias reglas y llevada al límite de sus propias posibilidades. Una vida en la que destruye, se disculpa y vuelve a crear para volver a destruir. Nota: no importa para nada si jamás te has visto los Simpson, igual vas a entender.

1. Es una personalidad incomprensible: Bart es un niño que a nosotros los psicólogos nos divide en dos bandos; el de los que hablan de Bart como el típico caso del niño con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) y que es insoportable, incontrolable, “indisciplinado” y con “poco futuro en la vida”; por cierto, una verdadera molestia para las maestras de escuela… Por otro lado estamos los que pensamos que Bart es tan solo un niño brillante que no encaja en el sistema educativo convencional y cuya inteligencia no funciona dentro de los estándares de “normalidad”.  Así de simple.

Recuerdo bien un capítulo que hace una afilada parodia sobre administrar medicamentos (en el capítulo lo llamaron «Focusyn») a los niños que son diagnosticados con TDAH para “calmarlos”… Al final Marge, la madre de Bart, comprendió que estaba perdiendo la verdadera esencia del ser de su hijo; la esencia de su “chiquitín especial”.

En cuanto a su personalidad Bart también es un ser de extremos: puede hacer volar en pedazos la escuela primaria de Spingfield, pero también es capaz de sobrevivir y adaptarse rápidamente a una cultura o país extraños (Francia o Japón); también es capaz de participar en el asesinato de una paloma y luego sentir culpa al ver que ésta estaba empollando y luego decidirse a cuidar los huevitos… aunque estos después resultaran ser huevos de lagarto… pero esta es otra historia. Bart es la clase de genio difícil de encasillar en una sola descripción. Él en sí mismo se describe en su totalidad.

2. Es un ser de su tiempo y un espíritu libre: Bart camina al ritmo de su tiempo. Él va adelante, es un permanente buscador de oportunidades, con una notable capacidad de relacionar estímulos, datos y eventos. Así solo sea para clavar una puntilla en el trasero de su maestra, su nivel de elaboración le permite salirse con la suya. Bart es el que decide salirse de la fila, de lo normado, de lo que hacen los demás y sencillamente aventurarse a hacer lo que quiere. Bart le apuesta a lo inesperado, a lo que nadie más hará y por eso en cada capítulo nos sorprende.

Es un espíritu libre porque sencillamente en su cabeza no está obedecer. Sabe que esto lo hace popular y la idea le obsesiona. Cuando encuentra rival en esta capacidad busca inmediatamente cómo superar el nivel y su genio no se detiene.
Bart es él mismo a pesar de Marge y Homero. Aunque Lisa piense lo contrario, Bart no se parece a Homero, pero tampoco se parece a Marge. Bart es un producto de sí mismo y de las imágenes de sus padres que habitan en él. Bart es la tensión entre dos polaridades: la capacidad de conciencia y la inteligencia de Marge y el desparpajo y despiste de Homero.

3. Tal vez Bart es más brillante que Lisa: Aunque las notas de Bart dejen mucho que desear y hasta su “genio delictivo” lo lleve al extremo de alterar sus notas para poder ir al Campamento de Verano de Krusty, insisto en que probablemente él es más inteligente que Lisa. La inteligencia de Bart no es la inteligencia verbal o matemática de la que se precia Lisa. Bart no es el prototipo del niño que triunfa en la escuela convencional, es más, tal vez por esto se aburre tanto en ella. Bart es un deportista, un explorador, un constructor, un líder nato, un emprendedor y un solucionador de problemas; puedo decir con absoluta certeza que aunque el mundo vea a Bart como un futuro fracasado, él tiene más cualidades para salir adelante en el “mundo real” donde estas habilidades son mejor premiadas y más lucrativas.

4. Es un líder nato: Es indiscutible que Bart posee unas extraordinarias habilidades sociales y es un líder nato. Puede ser el payaso del grupo o el que conduce una revolución, pero al final todos le siguen sin chistar. Muchos de los grandes dilemas de Bart han tenido que ver con sentirse retado en su liderazgo aunque no necesariamente le seduzca el poder. Tal vez haya que reconocer que le gusta sentirse el centro de atracción y con tranquilidad podría citar una multitud de capítulos donde el liderazgo de Bart inclinó la balanza y definió la situación… solo basta recordar la “retoma del Campo Krusty” o el capítulo que es una parodia de la película “El Señor de las Moscas” o cuando comandó las tropas para armar la insurrección contra el yugo del abusivo Nelson.

Bart es amigo de todos. Se relaciona fácilmente con cualquier persona, de cualquier edad y de cualquier extracción. Su popularidad y liderazgo lo hacen el tipo de persona que todos quieren emular y con el que todos quieren estar.

5. Tiene un corazón inmenso: Aunque el volumen de travesuras y destrucción que caracteriza a Bart podría hacernos pensar con facilidad que él no quiere a nadie, puede que estemos cometiendo un tremendo error. Si hay un ser cariñoso en la serie es Bart Simpson. Tal vez sea este uno de los mayores dramas emocionales que tiene que afrontar este personaje. Por un lado se debate entre las consecuencias de sus travesuras y por otro tiene que afrontar la recuperación del amor y la confianza de los demás, especialmente de Marge (su madre).

Esto parece un ciclo, pero si lo miramos de fondo, quien más sufre con el daño que hace es el mismo Bart. Posiblemente el placer de hacer la travesura no lo hace reflexionar sobre las consecuencias que tendrá en otros cada acto “vandálico” que comete, pero si hay alguien dispuesto abandonarse a sí mismo en cualquier momento con tal de cuidar o recuperar el amor de aquellos a quienes ama, es el mismísimo Bart.

Sólo basta con la cantidad de capítulos en los que se ha sacrificado por Lisa y en los que no ha podido dormir ante la indiferencia de Marge. Sencillamente enternecedor… y ni hablar de la profunda aceptación incondicional hacia su padre: Bart comprende la imperfección de Homero, vive con ella y la disfruta.

6. En realidad Bart tiene más potencial para triunfar en la vida: Puedo afirmar con absoluta certeza que hay más capítulos en los que Bart ha “hecho dinero” que lo que la mismísima Lisa ha podido conseguir (siendo ella supuestamente más inteligente). Es más, ahora que lo pienso, no recuerdo capítulos en los que Lisa hubiera hecho dinero. Recuerdo especialmente el capítulo en el que Bart crea un casino en su casita del árbol o el capítulo en el que se le ocurre cobrar por ver a su elefante Stampy.

Bart posee olfato para los negocios e ingenio para construir sociedades, lo que sumado a sus habilidades de liderazgo y sus capacidades para relacionarse con otros, lo perfilan como un emprendedor exitoso… eso sí, si logra encaminarse por el camino correcto, porque por otro lado la gran sombra de Bart es que también su genio lo puede convertir en el consentido y futuro sucesor del jefe de la mafia (Tony “El Gordo”) o un manipulador de almas como predicador en algún culto religioso.

7. Es altamente “resiliente”: Bart, capítulo a capítulo, nos muestra su extraordinaria flexibilidad y su notable resiliencia. Bart es capaz de sobreponerse rápido a las dificultades. Como ya lo he mencionado, Bart tiene una capacidad natural para ver oportunidades en la adversidad. Si hay que orinar en la nieve o vaciar un depósito de agua de salchichas para poder escapar y sobrevivir, él lo hará. Si hay que sumergirse hasta el fondo del mar para salvar el baúl de los “Peces del Infierno” o nadar para rescatar la nevera con alimentos que salvarán la vida de todos, él lo hará. Si hay que hacer una misión suicida a Shelbyville, él lo hará. Si tiene que volar en una motocicleta llevando una bomba de tiempo para salvar a todo el pueblo de Springfield, él lo hará. Aunque parece que a Bart todo le “gusta fácil”, en realidad es un niño con una tremenda capacidad de auto-sacrificio.

8. Él es todo lo que yo hubiera querido ser cuando niño: Viendo las cosas a través de mi propia vida, Bart es mucho de lo que yo hubiera querido ser de niño. Aunque en muchos aspectos gocé de mucha libertad y vivía en un mundo más seguro que el actual, también estaba coartado por muchos miedos y limitaciones que me habían incubado y otras tantas inseguridades que yo mismo me había encargado de armar en mi cabeza. Creo que me faltó aprender asumir la vida con más confianza y gozar más las cosas sin tanta ansiedad por el resultado.

También me hubiera gustado ser la mitad de lo recursivo y oportunista que es Bart; de este modo hubiera aprovechado más lo que la vida me iba poniendo en el camino y hubiera aprendido más. También me hubiese gustado vivir con el mismo desprecio por la vida académica, por los cuadros de honor y las buenas notas; muchos años después me he dado cuenta del poco valor que eso tiene y de lo superfluo que puede ser. Hasta el momento ningún banco me ha pedido mis notas para prestarme dinero y mis buenas notas tampoco me han servido para pagar las cuentas.

Y para finalizar, quizás la razón por la que más admiro a Bart es porque jamás pierde la perspectiva de lo que es una vida simple.