3. La Emperatriz, la gran madre generadora

La Gran Madre arquetípica

Hay que sanar mucho a través de la maternidad; creemos que las únicas que pueden parir son las mujeres al estar dotadas de su cáliz, pero no es así. Los hombres también parimos sueños de otra manera; engendramos en el interior y vivimos la gestación en el exterior. Desde el arquetipo de la Gran Madre, estás sentada (o) con un sentimiento de confianza y, al mismo tiempo, lista para ponerte de pie y darte a la acción consciente. Actuarás si las circunstancias lo ameritan y harás tanto como corresponda porque sabes que es importante cuidar tu energía y mantenerte enfocada.

Hace poco veía un equipo de ingenieros llorando conmovidos al ver una planta generadora hidroeléctrica monumental que, luego de diez años de arduo trabajo y dificultades, logró ponerse al servicio contrarreloj y en perfectos estándares de funcionamiento. No era un bebé humano, era más bien el «bebé material» que se propusieron crear. Como me decía alguna maestra: “no hay nada más genuino y cargado de sentimiento que las lágrimas de un hombre cuando llora de verdad”. Pero no es el hombre el que entrega sus lágrimas, es el arquetipo de la Gran Madre en ellos manifestando el mundo en el que ahora vives.

Se pueden tener muchos hijos biológicos y físicos, “sin que esto represente agobio, renuncias o limitación”. Todos nosotros, independientemente de nuestro sexo o identidad de género, venimos dotados del mismo útero energético. Biológicamente venimos indiferenciados en fusión de sexos, hasta que la naturaleza toma sus decisiones y nos dota de una identidad, pero desde la esencia primigenia venimos con la misma esencia y capacidad. Así que la cualidad de engendrar y parir no es un privilegio exclusivo del físico femenino. Es algo que simplemente es y se da en distintos planos y niveles.

Eres la expresión femenina conectada con el dar y el sostener, el arquetipo eterno de la Gran Madre Sustentadora. Hoy día se ven y se escuchan muchas mujeres que se avergüenzan de ti ¡oh Gran Madre!, que quieren escapar de este arquetipo y parecerse más al Emperador… “Luchan por sus derechos y la igualdad” usando la misma dureza burda del Emperador… Hacen actos vandálicos, rayan paredes, destruyen, muestran sus dientes, escupen, denigran de sus propias madres y se parecen cada vez más a soldados desbocados… Pelean contra la sombra del Emperador actuando como el Emperador mismo en sombra. Es una tremenda contradicción.

La Gran Madre arquetípica es más inteligente, objetiva y sutil, por eso está sentada en su trono y por eso tiene alas; se siente cómoda consigo misma y solo esboza una risita disimulada mientras observa a la distancia toda la escaramuza que arman sus hijos e hijas. Ojalá que el tiempo les muestre cómo volver al balance luego de transitar el camino del desbalance que han creado. En este tiempo de feminazis, inclusión forzada y machismos caducos, parece que el mundo se va quedando sin Emperatrices; muchas patalean o se lamentan por ser algo que no son o no necesitan ser.

La Gran Madre en sombra se manifiesta en el desperdicio de la abundante energía que tiene. Se dispersa y hace muchas cosas al mismo tiempo con poca atención y cuidado. Cuando debe pelear grita, chirrea, maldice, pero no remueve, corrige o resuelve. La Gran Madre en sombra se vuelca sobre sí misma y se olvida de sus ciclos y del inmenso poder que tiene para influir en el exterior; puede ser que se obsesione con su propio cuerpo y viva para moldearlo en interminables horas repetitivas de gimnasio o que simplemente se convierta en una ermitaña que casi no tiene contacto con el mundo exterior, así salga todos los días a trabajar, cumplir su tarea y regresar a casa.

La Emperatriz vive desde el amor, que es diferente a la “sensiblería”. Por eso es intuitiva, perspicaz y astuta; es una gobernante que domina su mundo y sus recovecos. Como comprende las fuerzas de la naturaleza, es una gran creadora de abundancia; lo que le falta se lo consigue y sabe en qué momento llegan las cosas porque comprende a la perfección los ciclos y los ritmos, ya sea porque los surte en su vientre o porque los nota en el mundo que la rodea. Por eso, lo que le entregas a la Gran Madre, prospera.

¿Cuáles son los sueños que “has parido”? ¿Cómo fue el camino para materializarlos? ¿En quién te convertiste al hacer realidad eso que te propusiste? ¿Parecía difícil (casi imposible) al principio? ¿Cómo superaste tus adversidades, dudas, miedos? ¿Quiénes fueron los “ángeles” que acudieron en tu ayuda y cómo te soportaron? Cada proyecto, cada realización, cada logro es la manifestación viviente de la Gran Madre en ti.

Te estamos agradecidos si en el área de comentarios nos inspiras con tu historia de logro…

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🙂

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