
Los muchos libros a veces no son tantos
Los libros comprados, los libros regalados, los libros leídos, los libros sin leer. Ésos que dan erudición, saber, cultura, pero también producen culpa, desorden, pedantería, incultura. Una autopista rápida al fetichismo de los libros.
La gente que quisiera ser culta va con temor a las librerías, se marea ante la inmensidad de todo lo que no ha leído, compra algo que le han dicho que es bueno, hace el intento de leerlo, sin éxito, y cuando tiene ya media docena de libros sin leer, se siente tan mal que no se atreve a comprar otros.
En cambio la gente verdaderamente culta es capaz de tener en su casa miles de libros que no ha leído, sin perder el aplomo, ni dejar de seguir comprando más.
“Toda biblioteca personal es un proyecto de lectura”, dice un aforismo de José Gaos. La observación es tan exacta que, para ser también irónica, requiere la complicidad del lector bajo una especie de imperativo moral, que todos más o menos acatamos: un libro no leído es un proyecto no cumplido…
… Quizá la experiencia de la finitud es el único acceso que tenemos a la totalidad que nos llama, y nos pierde, con desmedidas ambiciones totalitarias. Quizá toda experiencia de finitud es ilusoria, si no es, precisamente, experiencia de finitud. Quizá por eso, la medida de la lectura no debe ser el número de libros leídos, sino el estado en que nos dejan.
Qué demonios importa si uno es culto, o ¿está al día o ha leído todos los libros? Lo que importa es cómo se anda, cómo se ve, cómo se actúa, después de leer. Si la calle y las nubes y la existencia de los otros tienen algo que decirnos. Si leer nos hace, físicamente, más reales.
Autor: Gabriel Zaid. Texto original tomado de: Revista “El Malpensante”, nov./dic. 1996
Crédito de la imagen: https://intellectualtakeout.org/2019/11/why-do-teachers-make-us-read-old-books/
😀
Siempre he oído eso de «leer es bueno» y siempre he visto a gente muy leída ser auténticos gilipollas así que la lectura puede ayudar a la cultura y al progreso pero no es condición sine qua non.
Tengo muchos libros y algunos son infumables, como todo, los hay «buenos», «malos», y los que te llegan a destiempo cuando todavía no es el momento de abrirlos porque para abordar sus páginas tienes que haber comprendido una parte de la existencia que todavía no entiendes. Una lectura ahora no es lo mismo que una relectura en 20 años. Muy interesante artículo. Gracias.
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Sí, también la lectura es producto de quiénes somos… y ese «ser» va mutando, lo que hace que al mismo tiempo mute la relación que establecemos con cada lectura. Hay libros que he releído hasta tres veces en momentos muy distintos de mi vida y algunos hasta he llegado a descartarlos porque ya no resueno con ellos… otros se vuelven aún más reveladores, tal y como afirmas. Gracias por pasarte por aquí.
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