Somos expertos en el arte del auto–sabotaje. Si lees esto tal vez te sirva para ser consciente de una docena de formas como matamos las ideas. Esta entrada también la hago para mí, para que no se me olvide que ahora más que nunca todas las ideas son bienvenidas, que hasta que no se demuestre lo contrario “todo sirve”.
1. Fusilar la idea con frases saboteadoras (los “peros”)
El lenguaje crea la realidad. Fácilmente pasamos al rosario de frases saboteadoras: “Pero es que…” “Sí, pero…”, “El problema con eso es…”, “Hmmmm, no sé…”, “y si sale mal…”. Al decirnos la palabra “pero” fijamos la atención “en lo que no va a funcionar” y hasta ahí llegamos porque vemos tantos problemas que cualquiera se desanima…
2. Juzgar, juzgar, juzgar…
Consecuente con las frases saboteadoras, está el juzgar. Cuando decimos: “no va a funcionar”, “es complicado”, “esa idea es un refrito”, “eso es imposible…”, “no se puede…”, también nos distraemos de la idea y no la desarrollamos más. Juzgar es como un “pero” más elaborado.
3. Contársela a alguien más…
Personalmente lo he comprobado hasta la saciedad: si quieres desanimarte con una idea cuéntasela a otra persona, sobre todo si se trata de alguien más miedoso que tú o que no comparte tus valores. Si quieres escuchar “peros”, “juicios a la ligera” y “mil y un razones de por qué tu idea no funcionará”, cuéntasela a alguien más.
4. Negarse a subirse en la idea de alguien más
Ahora nos dio por obsesionarnos con la “super–originalidad” y con que hay que ser “ultra–innovadores” para salir adelante con algo; pensando así nos cerramos a la posibilidad de “subirnos” a la idea de alguien más y sacarle provecho.
5. Irse por las ramas
Otro veneno para las ideas es iniciar con la idea de un cultivo de plátanos y terminar discutiendo la recolección de manzanas. Hay que mantener el foco.
6. Aferrarse al escritorio y no prototipar
Quedarnos solo con la idea escrita pero no pasar a los prototipos, los modelos, los ensayos en vivo (si se puede), las pruebas con clientes y usuarios (idealmente)… pone en riesgo la consistencia y desarrollo de la idea.
7. Sucumbir al miedo
Una idea se muere cuando nos rendimos al miedo con creencias tales como: no somos capaces / Es riesgoso / “Conozco el fatal caso de alguien más que fracasó con la misma idea” (y ni siquiera sabemos por qué fracasó…) / Es incierto desarrollarla, mejor quedémonos en lo seguro… El miedo es una emoción muy educativa; nos muestra dónde están nuestras debilidades e inseguridades para trabajarlas y crecer nosotros mismos con la idea.
8. Enfrascarse en el perfeccionismo
Creer que una idea saldrá perfecta a la primera es imposible. La idea hay que “caminarla” sin excedernos en la “parálisis por análisis”. Ya hemos hablado de esto antes. Consecuente con el perfeccionismo, está la idea el “momento perfecto” que consiste en dilatarla y dilatarla para un supuesto día y hora ideales cuando los “astros nos sonrían”. Otra cuestión tiene que ver con alejarse de lo simple, lo sencillo y lo esencial; caemos con frecuencia en el error de pensar inicialmente en una palmera y nos desgastamos después sobre–adornando un pino navideño. Es una forma de irnos por las ramas y de enredar más la idea inicial.
- Tomado de: https://www.facebook.com/porliniers?fref=ts
9. “Casarse” con la primera idea
Aunque ya hemos hablado de no irnos por las ramas, tampoco se trata de empecinarnos con una idea. Es posible que la idea original vaya mutando y transformándose en una aún más ganadora. De nuevo, sin que perdamos el foco, las ideas nuevas o “colaterales” también pueden ser excelentes fuentes de oportunidades.
10. Obsesionarse con el dinero
El dinero es la nueva religión. El dios “moneda” determina qué es lo bueno y lo malo. Lo bueno de algo es si “da más dinero” o “ahorra más dinero”… ese es el problema central. Lo mismo ocurre cuando dejamos de hacer algo solo porque no tenemos dinero. El dinero no debería ser la única medida de una idea…
11. Querer darle gusto a todo el mundo
Una forma de matar una idea surge de la “necesidad de aprobación” y querer agradar con la idea; esto también nos hace especialmente vulnerables a los juicios que otras personas hacen sobre de la idea. Esto es un peligro en ambos sentidos: si sólo salimos a buscar los “me gusta” entonces nos vamos por la misma corriente de pensamiento y no enriquecemos a idea, pero si nos dejamos abatir por los “no me gusta” terminamos desanimados y frustrados sin pensar críticamente en las objeciones para apicarle mejoras a la idea.
12. Forzar la idea
Esto tiene que ver con la visión de túnel. Creer que solo puede existir una sola manera de hacer o de ver las cosas. Forzamos las ideas cuando caemos en el “deber – tener” y nos empecinamos en una resultado específico. Otra forma de forzar ideas es “copiarlas mal”, es decir, tomar otra idea y adoptarla en formas que no son las más indicadas o más sostenibles.
Un mantra final:
Que no se nos pierda de vista,
hagámoslo consciente,
que no sea yo quien mate la idea…
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Yo estoy rodeada de gente buena para los peros, PERO ya aprendí y no les cuento las cosas que se me ocurren. Problema resuelto! Soy de las que anotan todas las ideas y si se van dando y puedo ayudarlas a vivir, excelente. A veces se me quitan las ganas y mueren las ideas, pero no las mato por el qué dirán ni por querer que sean perfectas. Me falta ganarle al miedo.
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Esto que dices me recuerda mucho eso de que: el problema es que hoy día no nos escuchamos, oímos más para replicar que para entender. Es raro encontrarse gente que reciba una idea y la procese. Normalmente la pasamos por nuestro filtro y ahí queda. El reto que nos queda es no caer en ese error haciéndonos conscientes de él.
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Muy buenos pensamientos. Un saludo
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Vaya! he salvado varias ideas después de leerte, gracias, graciasssss
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Me alegra mucho que te sirva y bien por las ideas que sobreviven…
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Tengo tantos borradores por estos dias, y con todas y cada una de las excusas que expones…no sabes, salvaste mis ideas!
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