Clichés de terror, policiacos y romanticones del cine de Hollywood (Tercera y última parte)

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Temporada de clichés

En las entradas anteriores hemos explorado varios clichés del cine. Sin más preámbulos entremos en materia.

 1. Clichés de la película de terror: un cliché trillado es el de la “chica perseguida”. Por ejemplo, cuando finalmente llega al auto este no enciende, ella no encuentra las llaves en su bolso (cosa que sí es bastante realista y común…) o estas se le caen bajo el asiento. También es posible que aunque encuentre el llavero no halle la forma de meter la llave correcta en la ranura de encendido. También ocurre que aunque ponga en marcha el auto, el “malo” se le para de frente y ella no es capaz de arrollarlo.

Otro cliché de la “chica en la película de terror” es el ejercicio de persecución por parte del monstruo, el sádico, el alma en pena o quien sea. Este personaje camina asombrosamente despacio o inclusive puede que cojee. Lo más inquietante es que logra alcanzar a nuestra doncella sin saberse cómo, además que toma el atajo que nadie se esperaba o sube las escaleras peldaño por peldaño rápidamente. Adicional a esto, nuestra princesa cae al suelo casi siempre que es alcanzada; acto seguido ella lanza una patada contra su persecutor que ya la tiene agarrada pero aun así nuestro monstruo de cabecera es capaz de evitar que ella escape. ¡Ay! Es un cliché tan desgastado que describirlo incluso llega a ser tedioso.

La protagonista de la película de terror comúnmente debe padecer algún grado de estupidez puesto que entre todas las opciones lógicas decide la ruta de escape más absurda: barranco arriba, ventana estrecha, puerta que rechina, campo abierto, río turbulento, lago infestado, pantano, etcétera. En todo caso debe haber un escape absurdo y a favor del monstruo.

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Por otra parte, cuando nuestra chica trata de correr es natural que se le caiga un zapato; ella gasta el 50% del tiempo gritando y el otro 50% corriendo cuando debería gastarse el 100% corriendo para llegar más rápido. Me quedan faltando los clichés de la imagen deformada en el espejo justo cuando la chica está en ropa interior y se va a cepillar los dientes, la escena en la que se mete a la tina y termina envuelta en la cortina de la ducha y la sangre corriendo hacia el desagüe; hay como cierto fetiche por la escena de terror en la baño y con la protagonista desnuda. No se me ocurren más clichés por el momento, pero este género sí que es abundante en ellos.

2. Los extraños sistemas informáticos de Hollywood: sea que te muevas en ambiente Windows, Linux o Mac, al final todos terminan siendo “paisaje”. Una vez que los entiendes la vida se vuelve común con cada uno de ellos y usarlos termina siendo cuestión de preferencia. En el cine gringo no es así. Comúnmente los sistemas informáticos son pantallas en fondo negro, con ventanas animadas, bastante interactivas y hacen miles de ruiditos… nada de las molestas e impertinentes campanitas de Windows… no, no, no… en el cine hablamos de toda una sinfonía de ruiditos para cualquier acción del software. En serio que las interfaces gráficas se ven tan bonitas que uno se atreve a pensar que los ingenieros de Microsoft son unos tremendos holgazanes.

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También la descarga de archivos es ultra rápida, sobre todo si se trata del paquete de archivos que necesita el protagonista para salvar el mundo. Las contraseñas también suelen ser fáciles de descifrar. En el cine la informática más insegura del mundo se encuentra en las entidades más seguras. Hace poco intenté des–encriptar un humilde y casero archivo .ZIP cuya clave olvidé y fue imposible, pero en el cine cualquier adolescente con una calculadora de bolsillo y una antena hecha de alambre hackea la computadora de la CIA, controla un satélite o lanza un misil intercontinental.

Vale aclarar que curiosamente la KGB no sufre esta clase de ataques informáticos porque los gringos siguen convencidos de que los rusos no tienen computadoras ni internet… entonces les toca visitar Moscú para quitarles la información digital en forma física o esperar a que algún agente encubierto entregue alguna clase de disco en formato extraño que no se lee en ninguna computadora personal.

3. Los clichés policiacos y de crímenes: la mejor forma de elevar la productividad, motivación y compromiso de los policías gringos parece ser el hecho de que estén próximos a pensionarse, que no estén de acuerdo con el capitán de policía, que “Asuntos internos” los tenga bajo investigación o que simplemente les quiten la placa. Aún más, si les quitan la placa y los retiran del servicio activo trabajan gratis y resuelven el caso en un tiempo record así no les corresponda hacerlo… ¡Qué compromiso, qué entrega! Yo quiero policías de esos en toda nuestra insegura Latinoamérica…

Conectado al cliché policiaco está el cliché del narcotráfico y de los narcotraficantes. En primer lugar, los gringos son unos estupendos policías incorruptibles y unas pobres víctimas de todos “esos hispanos que trafican…”. Adicionalmente, la mayoría de los narcotraficantes son de origen latino, preferiblemente colombianos o mexicanos; también se llaman Pedro, Juan o José; se parecen a Pablo Escobar o algún «charro» mexicano sin instrumentos, usan botas texanas, camisa negra de seda medio abierta, andan en enormes camionetas SUV de color negro que fácilmente llaman la atención y todas las entregas de la “merca” las hacen en el puerto de Miami para luego distribuirla en Los Ángeles…

Parece que los policías de La Florida son más fashion para esta clase de operativos de incautación (nótese que toman sus pistolas ligeramente giradas o puestas horizontalmente) y el consabido tiroteo en el patio de contenedores de algún puerto se hace mejor en Miami. La otra parte de la historia que no cuadra es que la distribución de la “merca” se hace en Los Ángeles, ciudad que por cierto está bastante lejos de Miami… y más cerca de México.

Los robos en las películas gringas son o no despreciables dependiendo de quién los perpetre. De nuevo nos encontramos escenas de robos donde el protagonista, que no pertenece a ninguna minoría étnica ni es extranjero, se ve “divino y sofisticado” robándose cosas. Adicional a esto, casi todos los grandes robos de banco se hacen a la media noche o en año nuevo; nuestros ladrones muestran sólidos conocimientos de Ingeniería Civil perforando subterráneamente media ciudad y taladrando túneles en pocas horas.

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4. Los estereotipos raciales o étnicos: la sociedad estadounidense, a pesar de haber sido construida sobre las bases de la inmigración y la diversidad cultural, hoy día muestra una marcada tendencia a encasillar a todos los que sean diferentes a ellos: los rusos son oscuros y sofisticados traficantes de armas, los negros son asaltantes, los musulmanes son terroristas, los latinoamericanos son narcotraficantes o mucamas, los franceses son unos blandengues amanerados tomadores de champaña, los españoles son todos amantes de los toros y corren en San Fermin, los italianos unos mafiosos dueños de pizzerías y restaurantes…

Los gringos ven el mundo repleto de enemigos y gente inferior. Ellos siempre son las víctimas y los salvadores. Los valientes siempre son ellos… sin embargo, permanentemente publican listas de los países que sus ciudadanos no deben visitar por el riesgo que representan… sólo son valientes en sus películas y dentro de sus fronteras.

5. Salto por la ventana con vidrios rotos y la piel intacta: vaya uno a saber cómo lo logran, pero saltan por la ventana, rompen el vidrio con su cuerpo, caen al césped y siguen su vida como si nada. Si te ha pasado que estás lavando vasos de vidrio y alguno se resbala y se quiebra, sabrás lo fácil que es cortarse con un pequeño trozo de cristal roto.

6. Golpe mortal y vuelo por los aires con incorporación inmediata: Nuestros protagonistas parecen de caucho porque no se les rompe ningún hueso y la vida sigue al instante. Nosotros, los simples mortales, solo basta con que nos golpeemos [cualquier dedo del pie] contra la pata de la cama para sentir un dolor indecible ¿Te ha pasado…?

A propósito: El golpe en la nuca que inmoviliza instantáneamente al enemigo o al guardia de la prisión… ¿Cómo es? Si algún lector se atreve a dar una opinión médica sobre porqué un golpe seco en la nuca inmoviliza a alguien… retiro este cliché.

Quedaba faltando el salto desde una escalera de incendios o una ventana de un edificio para caer en un depósito lleno de “suavecitas” bolsas de basura que no se estallan ni ensucian al protagonista, además de que soportan duras y rápidas caídas desde tremendas alturas; también está el corolario del salto desde un puente hacia un vehículo en movimiento, que casi siempre se trata de un volquete lleno de las mismas bolsitas o de suave arena; lo más sorprendente es que pasa justo cuando el protagonista brinca, permitiéndole caer con absoluta precisión. De verdad que cómo lo logran…

Lista de pequeños clichés romanticones

  • El predecible beso (con o sin lengüita) que se dan los protagonistas al final de la película.
  • La escena de la “última búsqueda imposible” en el aeropuerto antes de que “el” o “la” protagonista suban a ese avión para jamás volver. El cliché se hace más sorprendente cuando el que persigue al otro logra entrar a la sala de espera, vaya uno a saber cómo, con lo complicados que se han vuelto los controles de seguridad en los aeropuertos del mundo.
  • La rubia tarada, que también es porrista, oficia como novia del capitán del equipo de Football americano que a su vez compensa su estupidez con sus músculos, prepotencia y la exhibición en público con la tarada de su novia… los gringos y su obsesión con la «popularidad».
  • La chica con pocos atributos ¡Pero inteligente! será la que termina emparejada con el protagonista que es una versión posmoderna del resignado príncipe azul. El premio a la «fealdad» es un «buen hombre».
  • Y para terminar les dejo un divertido vídeo que se burla de varios clichés romanticones y que resume bastante bien lo que quiero decir aquí.

 

Hasta aquí los clichés del cine de Hollywood. Más allá de la crítica y la burla, el mensaje al final es abrir los ojos al consumo de este espectáculo que no es más que entretenimiento repetitivo, ramplón y simplista. Esto no quiere decir que no haya excepciones, claro que las hay y muy buenas: El Sundance Film Festival nos da una idea, y este par de rankings: The 50 Greatest American Independent Movies, The criterion collection y uno adicional que comprende películas no sólo estadounidenses.

La temporada de clichés no termina aquí. En la próxima entrada seguiremos con los clichés culturales de Disney.

 

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