Tómalo o déjalo [a ese ser…]

Me preguntaste por qué te cuesta dejar a tu novio (a)…

¿Quieres saber qué hacer? ¿Cómo tomar una decisión? Las decisiones se toman tomándolas. La cuestión es: ¿Por qué no la tomas? En esta [tu] historia, como nos pasa a todos, hay una serie de vicios, apegos, inseguridades y nostalgias. Pensando en una explicación para ti me acordé de seis filtros budistas para que, de una vez por todas, comprendas por qué elegiste sufrir.

1. Quieren controlarlo todo: antes de que me abras los ojos y me digas: “¡nooo, de ninguna manera, aquí lo que ha sobrado siempre es libertad!”, haz memoria de todas las veces que quedaron (quedaste) inconforme por una decisión contraria a lo que querías (querían). ¿Cuándo fue la última vez que no te gustó la ropa que se puso o te molestó algo que dijo? Esperabas que hiciera algo de determinada manera e hizo lo contrario. Seguro que él también esperaba “determinadas” cosas de ti.

2. Desear que las cosas sean como tú quieres y no como son en sí mismas: Esto es consecuencia de la “ilusión del control”. Las cosas son como son, transcurren como son. Es complicado de entender, pero cuando empezaron todo era risa, novedad y descubrimiento, era una maravilla… la embriaguez era mutua, querías armarte un tipo de relación particular y quizás él también, pero ahora que ya viste cómo funcionan ya obtuviste tu baño de realidad. Posiblemente no lo hablaron, no pusieron las expectativas sobre la mesa para convertirlas en pedidos concretos o en renuncias aceptadas; no te culpo, casi nunca lo hacemos, eso es mal de todos nosotros. No dejaron a las cosas ser lo que son, no fluyeron, se dedicaron a amoldar, forzar y controlar. Ahora, si es que lo entiendes, ¿qué harás?

3. Aferrarte a lo que no puede ser: puede que estén aferrados al pasado maravilloso del comienzo, donde reinaba el “amor eterno” de tres meses. Puede que estés aferrada a una expectativa que todavía no se cumple y que posiblemente no se cumplirá. ¿Qué es todo eso a final de cuentas? Solo ilusiones.

Posiblemente mucho de eso que “quieres” o “esperas” ni siquiera se lo has dicho, es un cuento imaginario que alimentas en tu cabeza y que esperas que se haga realidad porque tal vez pienses que “si él me ama debería darse cuenta de eso… esos detalles ‘deben’ surgir espontáneamente”, pero tal vez en su mundo eso no existe… y algo parecido le estará pasando a él respecto a ti. ¿Ya se han pedido cosas? Puede que haciéndolo descubran que no se sienten en condiciones de darse todo lo que se piden [mutuamente]. Cuestiona tus supuestos y hasta los de él, eso es todo.

4. Desear que el pasado sea diferente: el pasado solo sirve para aprender. En su momento lo viviste de acuerdo a lo que querías y a lo que eras capaz de entender. Ahí tienes, ahora eres la consecuencia de esa decisión, posiblemente era lo que te correspondía vivir para aprender, para cerrar la lección. Aprende, toma lo que te sirva y ya, ¿para qué te quedas aferrada a ese recuerdo? Piensa en esto: si el presente ya no se parece a ese añorado pasado y en vez de eso han decrecido como pareja, lo más seguro es que estaban montados en una ilusión, en algo completamente irreal, en una “artimaña de conquista” que ya se derrumbó, que no era genuina. Tú sigues alimentando un recuerdo que se vuelve una expectativa compulsiva.

5. Querer que él sea como tú quieres que sea (y viceversa):  ya te dio por “querer cambiarlo” y a él por pretender “cambiarte a ti”. ¿Te suena conocido? ¿Y qué tal si en vez de eso se “dejan ser”? También puede que él te haya dicho: “es que yo soy así; de este modo me conociste” (y viceversa…); esa frase, puesta en contexto, puede llegar a ser letal. Si se cambian mutuamente dejan de ser lo que son y al final te enamoras de una marioneta que satisface tus deseos (y viceversa), sirviendo como proyección a tus propias inseguridades. Es desgastante dejar de ser uno mismo para encajar, en algún punto eso se revienta, se hace insoportable. Tal vez eso les esté pasando ahora mismo.

6. Rechazarte como eres: esto tiene relación con el punto anterior. Estos acontecimientos parten de tu idea de no ser suficiente, así como eres, entonces crees que debes asumir una imagen, un estuche, una “presentación” que se convierte en la máscara de tu ego para poder encajar, para que te acepten y así poder presentarte como un “buen producto”. Tampoco se trata de que ahora te muevas al extremo de la prepotencia de creerte infalible, pero si no eres tú, ¿de quién se ha enamorado tu compañero? (Y viceversa…).

Entonces, lo primero que te sugiero es que dejes de hacerte la víctima porque los dos se metieron en eso, lo han alimentado juntos, “él no te ha hecho nada”. Luego, comprender la situación en la que estás y en la que al final se metieron ambos y, al final, asumir tu responsabilidad por lo que te toca (esto es quizás lo que más te pese en este momento… por lo que implica). Recuerda que quedarse o irse es una decisión… ¿Ahora qué harás?

😏

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