Cinco momentos para guardar silencio

El arte perdido de mantener la boca cerrada

Opinar se ha vuelto una especie de compulsión. Quien guarda silencio es visto como sospechoso, raro o hasta “inferior”. En todo caso, ahora hay que decir algo, hacerse oír, alzar la voz, llamar la atención; y no quiere decir que esto esté bien o mal, el punto es que parece que no sabemos discernir cuándo es útil cerrar la boca.

Escuchar y sentirse escuchado se ha vuelto un “artículo valioso”. Todo el mundo quiere tener la razón y llamar la atención para jugar el juego «egoico» de afianzar la personalidad. Queremos tener la razón, pero no queremos seguir el camino para llegar a ella. ¿Cuándo guardar silencio?

1. Cuando alguien te dice cómo se siente 🤫

No en vano este momento va de primero. Si alguien te está contando algo: escucha, escucha, escucha. No para replicar, ni para contar tu “experiencia”, ni para dar consejos, ni para nada. Guarda silencio, mantén tu compostura y solo escucha, pero hazlo con todos los sentidos, escucha la voz y su entonación, escucha los gestos, el brillo en la mirada o los ojos apagados, los movimientos de la mano, la postura, la respiración, el temblor, el chillido, las inflexiones.

Eso es escuchar, lo demás es oír. Cuando escuchas, la verdad aparece y te das cuenta de que tiene muchos matices, aristas y recovecos. Ahí es cuando comprendes que hay muchas razones en el camino. Solo haz la prueba, porque escuchando así también escuchas a tu intuición que se ahoga entre el ruido y la contaminación de tu pensamiento. No importa si al final tengas poco qué decir, porque habrás comprendido y lo que dirás probablemente sea lo más sincero, limpio y sencillo que te surja… A veces solo basta con presenciar en silencio.

2. Cuando todos hablan al mismo tiempo 🤫

Algo que he podido comparar entre otras culturas y la cultura latina (en la que vivo…), es que los latinos son expertos en hablar al mismo tiempo; esta es quizás una de las culturas donde menos se escucha a los demás. Las reuniones de latinos son ruidosas y caóticas, en gran medida, por ese afán de hablar todos al mismo tiempo y por querer ser “quien más habla”. Por estas tierras, escuchar no es un valor, es algo que se ve raro, que es novedoso. Parece que estamos muy habituados a «imponer» desde el ruido…

Cuando todos hablen al mismo tiempo, guarda silencio, retráete, da un paso al costado y deja que toda esa marea se calme sola o que se vuelva un tsunami, pero no te conviertas en esa avalancha de lodo ruidoso. Es un ejercicio delicioso hacerse a un lado y dejarlos a todos parlotear… no se dan cuenta, cada quien está en su monólogo, en su lucha por hacerse escuchar. Cuando escuchas no luchas, no hay conflicto, escuchas y ya, dejas que llegue y pase por ti, no te enganchas, te ríes en silencio si es del caso, los dejas seguir.

3. Cuando te interrumpen y no te dejan hablar 🤫

“Si en las ideas te pierdes, en la respiración te encuentras”. Cómo me cuesta este punto… mantener la calma frente a las interrupciones. Me corresponde aprender a [solamente] guardar silencio ante las continuas interrupciones. También se vale poner límites y hacer valer mi derecho a la palabra… pero sin “encabronarme”; no todo es silencio, nuestra palabra es necesaria, pero la interrupción repetida es inadmisible porque es una forma de desatención, violencia y anulación.

¿Tú interrumpes y no escuchas? Si sí, entonces no esperes que te traten diferente. Primero damos y luego recibimos: no puedes pedir que te escuchen si no lo haces primero. Escuchar automáticamente te habilita y te autoriza para ser escuchado.

4. Cuando estás en medio de un momento hermoso 🤫

Hace años, en mis viajes era un tomador compulsivo de fotografías… pero luego me daba cuenta de que por buscar la foto perfecta me perdía del presente, me sustraía del “aquí y hora” de ese lugar. Ya no tomo tantas fotos, si mucho un par de imágenes que me recuerden el lugar y listo. Me importa más el lugar, los sonidos, su olor, lo que se siente en él.

Esta es la esencia primaria del escuchar: estar presente en el aquí y el ahora. Cada lugar y momento es único, hay que atesorarlo; ¡Cómo nos cuesta comprenderlo! Si vas a conocer otro país descubre lo que te ofrece, la historia que cuenta; cada cultura es una narración llena de matices. Conozco gente que se va a otro país a extrañar la comida y las calles del suyo (claro, hay países de países…); ¿entonces a qué salieron?, ¿a qué se fueron? Qué turismo tan caro y desperdiciado. Hay que caminar en silencio, sentarse en una banca, escuchar, ver, oler, observar atentamente. ¡Eso paga el tiquete y el hospedaje! Hay mucho que aprender ahí, pero hay que escuchar.

5. Cuando no sabes qué hacer y necesitas respuestas 🤫

Para los que tenemos una mente ruidosa y un ego fuerte, este silencio es quizás el más costoso, el más duro de lograr. La ansiedad por el futuro y la añoranza de la “seguridad” del pasado se cuelan por los costados y no hallamos respuestas.

En el silencio llegan las respuestas: Para visualizar es fundamental balancear estos ejercicios: respirar – meditar – respirar. Al final es la misma cosa, es la misma disposición, es volver al presente… y una mente en calma hace maravillas; el estrés y las preocupaciones nunca logran nada, solo hacen daño.

Por eso es que cuando lavas la loza, te cepillas los dientes o te estás duchando es que te llegan las ideas brillantes y las soluciones “mágicas y simples”, porque en esos momentos la mente baja la guardia, te relajas y todo fluye. En esos momentos eliminas las barreras y permites que pase el vehículo inconsciente; en ese pequeño silencio abres otra clase de rendija porque disuelves la resistencia.

En conclusión

¿Cómo sería el mundo si no tuviéramos este afán por hablar y llamar la atención? Se disolvería ese culto a la personalidad (al ego), el respeto fluiría natural, seríamos más sensatos, más serenos. Muchos miedos se disiparían, la confianza brotaría. Tal vez esta sea una utopía, pero ahora que hay tanta gente ocupada haciendo revoluciones, buscando sentirse “incluida”, volviéndose activistas furiosos para “salvar el mundo” y queriendo dejar una “huella positiva” dividiendo el mundo en [sus] categorías, posiblemente la “revolución del silencio [y la escucha]” sea la que nos haga falta de verdad… por añadidura, de ahí vendrá todo lo demás… es una ecuación simple.

Traducción: «ZONA DE SILENCIO RADIAL: Está entrando al Observatorio Radio-Astronómico Murchinson. Por favor apague, o no utilice sus teléfono móvil o satelital, o su radio de banda civil (CB) mientras esté dentro del Observatorio. Solo use estos equipos en caso de emergencia. Agradecemos su cooperación.

Crédito de la imagen (picture credits) Aquí

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