Tomar y abrazar al padre

La presencia del arquetipo del padre en nosotros es la fuerza para ir hacia el mundo, para salir adelante

“El espermatozoide es el que aporta toda la fuerza de la vida para poder avanzar por el cuerpo femenino hasta el óvulo y fecundarlo; es ese proceso biológico el que se ve reflejado en todos los aspectos de la vida”. Un hijo necesita de padre y madre ya que somos 50% mamá y 50% papá y cada uno de ellos tiene el 50% de sus padres y así todas las generaciones hacia atrás, decir, somos 50% energía masculina y 50% energía femenina.

Cuando una madre excluye al padre de su hijo, habla mal de él y lo disminuye frente a su hijo (y viceversa), está borrando ese otro 50% que el hijo tiene y, lo que es peor, el inconsciente de ese hijo interpreta que tiene un 50% que no sirve o que no es tan bueno y ese hijo lo va a vivir como bloqueos en su vida profesional, para salir adelante y realizar sus sueños… por dar algunos ejemplos.

Recordemos una de las leyes de la «sistémica familiar» es que toda persona tiene derecho a pertenecer. Cuando una madre no puede ver a ese hombre como el padre de sus hijos, como aquel que ella escogió, como ese hombre del que recibió su semen, engendró y tuvo un hijo de ese hombre y aun así no puede tomar de ese hombre la vida que él en ella puso y cuando ve a su hijo y no logra ver en él la presencia de ese hombre, es difícil que este hijo pueda ver a su padre y pueda tomar de él esa fuerza para salir adelante.

Con nuestro padre tomamos toda aquella energía del mundo exterior, es la energía que nos hace ir hacia afuera, hacía el logro de nuestras metas, hacía los objetivos que nos trazamos en la vida; es esa energía que viene de nuestro padre la que nos ayuda a poner límites en todos los ámbitos de nuestra vida. Cuando solo tomamos a nuestra madre, hay soledad y aislamiento.

Cuando se Toma a Papá, estamos tomando la energía masculina que debemos integrar junto con la energía femenina que viene de nuestra madre y que hemos tomado de ella. En el instante que hacemos la toma de ambos padres, estamos equilibrando la energía en nuestro interior y a partir de ahí es más fácil poder fluir en la vida de manera adecuada y sintiéndonos bien con nosotros mismos.

La mujer retiene (en el útero las madres contienen e igual sigue siendo afuera) y el hombre suelta,(suelta el esperma con fuerza) el hombre es el encargado de darle la fuerza al hijo para ir a la vida, para seguir adelante con todo lo que se necesita. El padre es quien empuja para ir hacía el mundo con fuerza y seguridad. Si la madre representa principalmente la nutrición y el amor incondicional, el padre es el que estructura, impulsa, protege, motiva y nos da aliento para cumplir nuestros sueños.

También puede suceder que el padre no sabe cómo comunicarse amorosamente y efectivamente con sus hijos. A veces está ausente porque trabaja mucho y nunca están en la casa, abastece solamente económicamente, otras veces porque es autoritario y violento, castigando errores y exigiendo perfección y buen comportamiento, lo que genera hijos inseguros y con miedo a fallar, otras veces está en la casa pero está ausente y tiene serias dificultades para implicarse emocionalmente, en general es poco comunicativo y se limita a abastecer económicamente a la familia dejando el peso de la educación de los hijos en su mujer. Otras veces se borran y no se hacen cargo de sus hijos.

Cuando un padre tiene dificultades en la relación con un hijo, normalmente observamos que la dificultad del padre es con su propio padre. Mientras tenemos problemas con algunos vínculos para atrás, no estamos disponibles para los vínculos presentes y para la paternidad. Es como si el padre caminara mirando para atrás, y su padre caminara mirando para atrás y ninguno está mirando a sus hijos realmente. Así hasta que alguien decide mirar, aceptar, incluir, integrar, liberar y empezar a caminar mirando hacia adelante con total disponibilidad para los hijos que tiene o los que vendrán.

Los problemas derivados de la relación con nuestro padre son:
Problemas para seguir las normas o con la autoridad, indisciplina, falta de voluntad.
Incapacidad de generar una estructura sólida para realizar sus sueños y proyectos.
Dificultades para ejercer la propia autoridad o por el contrario conductas abusivas y violentas con los demás.
Falta de conexión con las propias emociones.
Desvalorización y falta de autoestima.
Desmotivación, desgano.
Inseguridad, sentimiento de que nunca es suficiente, haga lo que haga.
Querer ser perfecto

A medida que maduramos, nos damos cuenta que una parte de nosotros sigue siendo vulnerable a ese pasado. El vacío del padre ausente sigue ahí, y no importa si en el presente sigues manteniendo trato con él, o si ya lo perdiste, o si callas en las reuniones familiares y finges como si el pasado nunca hubiera existido.

Por eso llega un momento que se hace necesario prestarle una atención especial a este tema y hacer un trabajo interno para poder acceder las memorias guardadas en el inconsciente, poder liberar ese resentir, poder expresar y poner en palabras lo que siente ese niño herido y así liberar a ese padre que en algún momento le exigimos ser perfecto.

En resumen, ¿qué viene con el trabajo interno de tomar al padre?:

Tener la fuerza para tomar decisiones
Trazarnos objetivos y metas y alcanzarlas
Capacidad de sentirnos cómodos con nosotros mismos
Tener claridad mental
Tener la capacidad de poner límites
Asumir con fuerza las tareas que nos trazamos
Capacidad para emprender negocios
Realización profesional.

(Autor (a) desconocido (a))

🙂

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