¿Qué pasaría si tu alma se pudiera comer? ¿A qué sabría? ¿Cuál es tu sustancia? ¿Cómo se vería? ¿Sería sustanciosa o insípida? El cultivo del alma le da valor a la cosecha de la existencia.
Sensación al gusto, sabor
No sé a qué sabría mi alma ¿Te has puesto a pensar a qué sabría la tuya? No sé si amarga ¿Qué puede hacer que un alma sea amarga? Quizás las quejas, el resentimiento, la tristeza y la desconexión. Tal vez sea insípida: un alma insípida puede ser aquella que no sabe para qué está aquí o que se dedica a existir con miedo ¿Te has dado cuenta de que cada que hacemos algo con miedo no nos sabe a nada, no le encontramos el gusto? Puede que me digas que el miedo puede hacer que el sabor del alma sea amargo, pero eso viene después, cuando el miedo es permanente y se convierte en ansiedad. La ansiedad sí es amarga.
Un alma salada: se me ocurre que un alma así pueda estar marcada por las quejas, la añoranza, las ideas fijas, las creencias distorsionadas y una visión limitada y estrecha de la realidad. Un alma así solo puede tener un único sabor.
Ahora, un alma dulce: es un alma amorosa, compasiva, cordial, sensible. Un alma dulce puede ser muchas cosas, pero todavía no pasa de ahí. No podemos caer en la trampa del azúcar, en la idea de creer que “solo lo bueno” es lo dulce. Puede haber almas dulces que solo son dulces para los demás, pero que para sí mismas son bastante amargas o saladas. Un alma dulce debe tener esencia.
Un postre de fresa no solo es dulce, sino que también tiene esencia a fresas. Eso es lo que le da el sabor finalmente. Lo mismo pasa con las moras, el melocotón y hasta con el queso. De lo contrario es algo dulce que no pasa de empalagar, pero que no tiene nada diferente. Esa es la idea de la esencia, de la sustancia.
Tampoco está mal decir que el alma sea salada. Un alma salada, cocida lentamente en el tiempo y con la experiencia que llevan las finas hiervas de la soledad, el aprendizaje, los golpes de la vida, los triunfos a través del esfuerzo, del tiempo compartido con los amigos, entre otras cosas… ¡Hmmm! Es una preparación especial. Ni mucha ni poca sal, simplemente la cantidad justa.
Color
En cuestión de comidas el color no importa. Hay curry de varios colores. Todos son deliciosos. La comida tailandesa me ha enseñado que algo no necesariamente tiene que verse bien para saber delicioso. La percepción es una cuestión individual, subjetiva, de contexto. No hay que ocuparse tanto de parecer algo en concreto, no hay que ocuparse por verse de determinada manera.
Quizás el color de tu alma a unos les guste y a otros no, realmente no importa, pero lo que sí creo es que en la armonía de esos colores debería estar nuestra gran ocupación. Mezclamos mucho, coloreamos y decoramos demasiado para agradar; cuesta entenderlo y afrontarlo, pero es así, sin duda.
Textura
¿Cómo sería un alma babosa? Puede ser deliciosa ¿Te gusta la comida de mar? ¿Te gusta cierta variedad de pasta? Sí, son cuestiones de gusto, no hay margen para discutir sobre eso, ambos nos merecemos todo el respeto en este sentido, pero pensemos en texturas.
Creo que cualquier textura puede servir. En cuestiones de texturas de almas comestibles creo que es más simple pensar en qué es aquello que no estamos dispuestos a admitir en nuestras almas y en las de otros. ¿Cómo te parece un alma áspera y seca? ¿Te imaginas? No, no quiero a alguien así a mi lado y supongo que tú tampoco la quieres.
Sigamos pensando… un alma espesa y viscosa ¿Cómo puede ser? ¿Qué idea te da? Puede ser un alma como el aceite de cocina viejo y usado varias veces que ya huele a quemado o como aceite de oliva acabado de abrir. Son espesos y viscosos, pero radicalmente distintos.
¿Qué otras texturas se te ocurren?
Esencia
Acá está el gusto de todo. Una vez que tenemos el alma en la boca estamos a merced de los sabores básicos y sobre todo de la esencia. Hay mil esencias puras y otras esencias que surgen al mezclar más esencias.
¿Cuáles son las esencias que te gustan? ¿Te rodeas de almas que huelen a eso? Y si te preguntara a qué huele tu alma ¿Cuál es la esencia que desprende? ¿Es siempre la misma esencia o cambia dependiendo de qué?
Finalmente, creo que queda la pregunta crucial ¿Cuál es la esencia quieres darle a tu alma?
🙂
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😉
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