¿Por qué todo con queso?

Gabriel, esa fue la pregunta con la que hoy me sorprendiste en el chat… ¿Qué te digo? ¿Por qué con queso? No sé, no tengo una teoría para eso. Porque tu atención está ahí… así como a otros les molesta que les agreguen cebolla, maní o tocineta, así como a algunos nos encabrona esa gente que se sube al metro y escucha el audio de sus vídeos sin usar auriculares o esparcen la peste de su reggaeton.

Andamos por ahí en el mundo prestándole atención a todo aquello que nos molesta y así es como al final se manifiesta… por la atención (energía) puesta en ello, que hace que se condense. Como decía el sabio Jung: «A lo que te resistes, persiste, y lo que aceptas te transforma…». ¿Te he dicho que me encanta el queso?, ¿que he probado quesos que ni me imaginaba que existían…? Todos ellos con los olores, apariencias y texturas más variopintas… Muchos de esos quesos los he tenido que buscar, pocos han llegado a mí. Estarías vomitando si siquiera te los acercara…

Pero me dices que el queso te llega, que todo tiene queso, que el croissant, que los pasteles de hojaldre, que el sandwich… ¿supongo que estás en la hora del refrigerio y te sentaste a comer con la frustración de quedarte en blanco porque tenía queso?

Sí, podría ser más simple, pero no lo es. Estamos en la era de los superlativos: mucha fama, muchos seguidores, muchos «likes», cosas grandes, llenos de cosas, llenos, llenos, llenos… mientras más llenos estemos, mejor…, excepto de grasa, esa sí parece ser la única «llenitud» que no aceptamos, pero de resto, mientras más complicado y cargado hagamos todo, «será mejor», así estamos más cerca del superlativo.

Gaby, busca el pan simplón, bien simple, algo a lo que le puedas agregar el sabor que desees, tu sabor… creo que nos corresponde a todos luchar por nuestro derecho a la simplicidad.

@gabrielvasquezm

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