Encárgate de que te valga huevo casi todo. Ojalá hubiéramos hecho eso antes, mucho antes. Pero ya está, nada de lamentaciones, lo importante es que nos hemos dado cuenta de que la “vergüenza” nos hace más miserables. Me gustaría mucho verte actuar sinvergüenza ¿Cómo serías?

¿Qué es eso de la vergüenza? Me costó algo de trabajo entender de qué se trata, pero la cosa se resume en que: nos importa mucho lo que otros piensen de nosotros y cómo nos sigan juzgando de aquí en adelante… y todo esto por múltiples razones que no viene al caso recordar aquí.

Tenemos un temor profundo a no agradar y a no encajar y por eso nos abstenemos de hacer un montón de cosas que genuinamente queremos hacer y que al no hacerlas terminamos llenos de arrepentimientos y nostalgias.

Te repito la pregunta ¿Qué haríamos si no tuviéramos ninguna vergüenza? Haríamos lo que quisiéramos… desde que no hagamos daño, simplemente lo que quisiéramos. Sin remordimientos, pesares o angustias. Nos valdría “huevo” casi todo.

Se me ocurre pensar en una especie de “desparpajo consciente”, no ese desparpajo que parece más descuido y desidia que termina por volverse en un echarse ante la vida, agacharse y bajar los brazos. Alguien así termina convirtiéndose en un estorbo para los demás y no queremos que nos pase eso.

Mejor ser unos sinvergüenzas que servimos de inspiración al mundo por nuestra “sinvergüenzada”.

Espera un momento y piensa en toda esa gente que conocemos y que experimenta poca vergüenza. Los admiro, he de confesar, me sueño teniendo esos niveles de desparpajo. Creo que una de las explicaciones causales de la “felicidad” es vivir sin tapujos, sin ese sentimiento de querer agradar, sin temor a “tener algo que perder”.

Claro, podrás decirme en este punto que está esto de la ética y la moral, el respeto, los principios, los valores y toda esta historia. Solo te digo: No hagamos daño.

Actuemos como un par de sinvergüenzas… en resumen.

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