
Federico vivía, en un departamento con Karla. Ante los ojos de la familia de Federico, Karla solo compartía departamento con Federico. Nadie podía comprobar otra cosa…
Un día, Federico invita a su madre a cenar en su apartamento de soltero. Durante la cena la madre no pudo quitar su atención en lo hermosa que era Karla, la compañera de apartamento de su hijo. Durante mucho tiempo, ella había tenido sospechas de que su hijo tenía una relación con Karla y al verla la sospecha no pudo sino acrecentarse.
En el transcurso de la velada, mientras veía el modo en que los dos se comportaban, se preguntó si estarían acostándose. Federico, leyendo el pensamiento de su madre, le dijo: “Mama, sé lo que estas pensando, pero te aseguro que Karla y yo solo somos compañeros de apartamento”.
Aproximadamente una semana después, Karla le comentó a Federico que desde el día en que su madre vino a cenar, no encontraba el cucharón grande de plata para servir la sopa. Federico contestó que, conociendo a su madre, dudaba que ella se lo hubiese llevado pero que le escribiría una nota y que la dejaría en un lugar visible en la casa de su madre… En la puerta del refrigerador. Así que se sentó y escribió:
«Querida mamá: No estoy diciendo que tú tomaras el cucharón de plata de servir sopa pero tampoco estoy diciendo que no lo hicieras, pero el hecho es que este ha desaparecido desde que tu viniste a cenar a mi departamento. Con todo cariño, Federico».
Unos días mas tarde, sobre su escritorio Federico encuentra una nota de su madre que decía:
«Querido hijo: No estoy diciéndote que te acuestas con Karla o que no te acuestas con Karla, pero el hecho es que, si Karla se acostara en su propia cama, ya habría encontrado el cucharón de plata para servir sopa que puse bajo su almohada. Con todo cariño, mamá».
Créditos a su autor (a). Llegó a través de un mensaje.
🧐
jajaja ,hay las madres.
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