Estoy seguro de que has estado en una de esas reuniones interminables donde no se resuelve nada y todos discuten y blandean sus egos como si fueran banderas y pelean por ganar y tener la razón, mientras sabes al mismo tiempo (o gracias a las notificaciones de tu móvil) que te entran y te entran correos electrónicos llenos de nuevas tareas y cosas por revisar, a la par que los mensajes de Whatsapp te llenan de notificaciones y te pueden estar saturando de noticias inoficiosas, divertidos memes con estupideces, pornografía rápida de tus amigos de cervezas o algún llamado familiar para que sirvas para algo.
La reunión termina envuelta en una niebla densa de desesperación donde las especies que están más arriba en la cadena trófica sacan sus uñas y dientes para revelar la ferocidad con la que defienden la privada ficción del poco y endeble poder que creen que tienen. Hace un tiempo llegué a una conclusión… dudo que sea nueva en el mundo, pero no la había hecho presente en mi vida concreta: la vida del trabajo es como una gran obra de teatro… todos llegamos al comienzo de turno, nos ponemos la máscara, a algunos nos corresponde sonreír y ser más amables que al promedio, y a otros les corresponde otro tipo de papel.Leer más »